miércoles, 2 de enero de 2019

EL PERFIL Y LA CARRERA PROFESIONAL DEL TECNICO DE RECURSOS HUMANOS

¿Qué competencias podemos considerar más importantes para ser un buen técnico de recursos humanos?: apertura mental y empatía. Ambas son en realidad dos caras de la misma moneda. Pero la primera es una aptitud y la segunda una actitud.

“La mente es como un paracaídas: sólo funciona si se abre” dijo una vez Albert Einstein. El ser humano tiende a rechazar las ideas contrarias a las suyas porque está seguro de que no hay más que una sola opinión correcta: la propia. El sesgo de confirmación es el peor enemigo de nuestra profesión pero en realidad también lo es para cualquier otra y, en general, para las relaciones humanas.

La apertura mental, como aptitud, se puede entrenar y se puede desarrollar. Como las habilidades para entrevistar en selección de personal. Con ello conseguimos evitar los errores más típicos que nos impiden conocer realmente al candidato tal como es.

Así conseguimos enfocar nuestra relación con el candidato, con nuestro jefe, con nuestro cliente, con nuestros compañeros, etc. con aceptación y respeto, dejando hablar y escuchando al otro en lugar de filtrar lo que vemos y oímos a través de nuestros prejuicios y estereotipos.

Pero para poder entrenar y desarrollar esto necesitamos tener un grado de empatía alto o, como mínimo, medio-alto. Y la empatía, como actitud, es más difícil de entrenar y de desarrollar.
Es como la altura: tenemos la que tenemos. Podemos entrenar nuestra habilidad para jugar al baloncesto pero probablemente quien mida 2 metros lo hará con más facilidad que quien mida 1,60.

En definitiva, como decía un admirado directivo de RRHH hace años, para hacer bien nuestro trabajo debemos poner siempre Corazón y Cabeza. Una sola de estas dos cosas, sin la otra, no funciona.

Esta combinación es la que nos va a permitir enfocar las situaciones cotidianas con la necesaria distancia profesional, que es un punto de equilibrio bastante difícil de conseguir entre la excesiva implicación con la persona que tenemos delante y su problemática (exceso de empatía o, mejor, de simpatía) y la excesiva frialdad ante esa misma persona y su problemática.

Y esto vale no solo para Selección sino para cualquier faceta de nuestro trabajo en RRHH: incluso para un despido. No obstante, hay otras competencias que necesitamos para trabajar en RRHH, especialmente conocimientos técnicos, legales y de gestión empresarial.

En este sentido, la formación en Psicología y en Relaciones Laborales para trabajar en RRHH son necesarias y complementarias. No es concebible que nadie en esta profesión, sea cual sea la faceta a la que se dedique, pueda hacerlo solamente con el conocimiento de una de ellas. Sería como una mesa con una sola pata: no se aguanta. Pero con dos tampoco, se necesita al menos una tercera, que sería la formación en Gestión Empresarial, ya que operamos en el contexto de organizaciones que de uno u otro modo se gestionan con criterios de Administración y Dirección de Empresas.

Como es evidente que ninguno de los tres grados nos proporciona por sí mismo la visión integral necesaria, un Master en Gestión de RRHH es la única fórmula académica para completar esas bases que nos faltan vengamos de donde vengamos.

El resto ya es formación continua y experiencia. Porque necesitamos estar al día para mantener nuestra apertura mental activa. Formación continua para estar al día y aprender de la experiencia, para mejorar nuestras habilidades y que cuando volvamos a encontrarnos en una situación similar no cometamos los mismos errores. Seguro que nos equivocaremos, pero al menos que no sea en lo mismo.

Y no podemos considerar más importante la formación o la experiencia, ambas se retroalimentan. Lo que ocurre es que al principio solo tenemos la formación. Por tanto, es importante que nuestros primeros pasos en el mundo profesional los demos intentando ver cómo aplicamos en la práctica los conocimientos que hemos adquirido en la teoría.

En este sentido, cuando se plantea la cuestión de cuántos años de experiencia hacen falta para ser un buen profesional en el ámbito de la RRHH suele apelarse a la teoría de las 10.000 horas: se necesitan 10.000 horas de práctica para dominar una disciplina. A jornada completa de 8 horas serían unos cinco años. Lo explica muy bien Malcolm Gladwell en su libro “Fueras de Serie”.

Y es una estimación bastante acertada. Habitualmente es a los cinco-seis años cuando se empieza a tener una sensación de cierta seguridad y dominio a la hora de tomar decisiones y también suele coincidir con el momento a partir del cual se van asumiendo responsabilidades significativamente mayores.

Sin embargo, también es cierto que no todas las organizaciones están dispuestas a invertir en la formación de sus técnicos de RRHH.  Por eso es importante, cuando se sale al mercado laboral, elegir bien el tipo de organización en el que empezar.



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